I


La mirada de Van Gogh está ahogada
transcribe las sílabas de mis dobles.
Su autorretrato lo sumerge en la tela
libera una tempestad y captura el devenir sobre los párpados cerrados.

Digo que no lo conozco
pues durante su vida giró soles ebrios e inundó el paisaje.
La impureza venció el imperio del hambre
y para ser puro persiguió el mar sobre un caballo empapado en sangre.

Pero el desgarramiento brota como girasoles
y el mal
y la locura
y luego un gran golpe
solo un golpe sin golpearlo...


II

Feroz encuentro entre sus ojos y densas voces.
¿Dónde buscar?
Golpes en mi memoria anuncian la traición.
La reina vestida de mujer-loba
habla del vértigo, de su dolor, de tu desamor.
De la tierra mana sangre
y los cuervos cantan lo funesto de esta historia:
lo veréis con ojos ya ausentes.


III

Si me afinco en el recuerdo
entreveo agua,
escucho un batir de alas, timbales luego tristeza.
El río fluye bajo el puente
un loco deja su mueca o pintura derramada sobre el lienzo
Olivares de Saint-Rémy, luego la muerte.


VI

El infierno es ya de este mundo
y el hombre no conoce el alivio para sus males.

La gran mentira de todas las enfermedades
estalla dentro del hospital psiquiátrico.
Los criminales del alma esculpen la estupidez
e infectan los instintos transformándolos en fiesta delirante.

Así pues, la decadencia pudre el cuerpo
no quiero decir, peste o la nada que nos reviste.
Hablo de bocas amargas después del salto
o quizás de un pintor llamado Van Gogh,
cuyo lamento amarillo quedó atrapado a pocos centímetros del lienzo.

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posted by Patricia Venti at 11:12 |


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