Las mafias dedicadas a los combates operan desde hace meses con total impunidad, pese a las denuncias vecinales


JUAN CARLOS DE LA CAL
MADRID.- A media tarde, cuando el sol inicia su vertiginoso descenso, se les puede ver paseando por el barrio. Algunos andan sueltos. Otros, los más fieros, babean inquietos mientras se enzarzan con la cadena que les une a su amo. Este suele ser un hombre joven. En muchos casos ni siquiera ha cumplido la mayoría de edad. Pero, aunque sean niñatos, se sienten fuertes porque llevan a sus pies una máquina de matar.

Estamos en Orcasur, epicentro de Orcasitas. Barrio obrero donde los haya, sus 3.000 familias están hartas de simbolizar la degradación del Sur. Además de ser el punto donde proporcionalmente más vecinos cobran la ayuda mínima de integración, el IMI, en los últimos años se ha hecho famoso como punto de referencia obligado de las bandas que organizan peleas entre perros.

Cualquiera de los canes calificados como «peligrosos» por Ruiz-Gallardón el pasado jueves pueden verse en algún rincón de la Avenida de Orcasur, única ruta de entrada y salida del barrio: pit bulls, stafordshires, filas brasileiros, presas Mallorquines, boxers, dóbermans... Toda una galería de animales carísimos y muy apreciados por su agresividad en combate. Obviamente, no están registrados ni tienen seguro alguno.

Sus dueños se han vuelto ahora discretos. Hace tan sólo unas semanas muchos vecinos se quejaban de su actitud chulesca.

Sus dueños se han vuelto ahora discretos. Hace tan solo unas semanas muchos vecinos se quejaban de su actitud chulesca. «Si les mirabas o les decías algo, te insultaban y amenazaban con achucharte al perro. Pero ahora, con todo el escándalo que se ha montado, apenas se dejan ver. Están esperando a que la gente se olvide del tema para volver a organizar las peleas de noche», asegura una de las moradoras del barrio.

Hablar con periodistas sobre este tema es algo delicado en Orcasur. No es la primera vez que han tomado represalias contra aquellos que han osado levantar la voz. Nadie quiere identificarse con nombre y apellidos.

La Asociación de Vecinos ha denunciado hasta tres veces en la Junta de Seguridad de Usera y Villaverde la impunidad en la que se llevan a cabo estas peleas: al aire libre, en medio de la noche y con gran alboroto.

«En verano», se queja, «cuando dormimos con las ventanas abiertas, se oyen los alaridos de los bichos en plena refriega. Es espeluznante. Pero no nos hacen caso».

La sede de la Asociación ha sido apedreada varias veces. El cartel de la entrada también fue destruido. Y siempre coincidiendo con las denuncias formuladas en la comisaría de Usera.

«Se suelen poner allá arriba, en la zona donde están todos los colegios, la guardería y la Iglesia Evangélica. Por la noche allí no hay nadie y pueden campar a sus anchas. Los niños dicen que una vez vieron como ahorcaban a un perro malherido que acababa de perder una pelea. Pero apenas dejan huellas. Un poco de tierra removida, algunos restos de sangre y poco más», relata uno de los policías nacionales que habitualmente patrullan por el barrio.

Falta de cobertura legal


En la comisaría reconocen haber recibido muchas llamadas al respecto. Pero la propia ley les impide actuar. El Código Penal no califica el maltrato de perros como delito, sino como falta.

«La mayoría de las veces es muy difícil probar nada. Sólo en el caso de que los perros sean robados, se consuman drogas o se manejen armas de fuego los jueces se aventuran a dar un mandato judicial. Además, es casi imposible introducirse en estos grupos. Marcan sus citas a través de anuncios en clave en los periódicos o por citas telefónicas. Y reaccionan muy rápido. En una hora cambian de sitio la pelea», asegura el capitán Piriz, del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.

Según las denuncias recibidas por este cuerpo, de los 191 perros robados en 1998 en Madrid, al menos la tercera parte fue destinada a peleas clandestinas.

El incremento es evidente. En 1997, los canes sustraídos fueron 106. Y siempre aparecen los mencionados perros de pelea entre las víctimas. El robo más espectacular tuvo lugar en el Zoo hace dos años, cuando desaparecieron 12 cachorros de pelea en un sólo día.

Unos meses antes, habían robado otros 18 canes del mismo tipo. Probablemente, alguno esté esperando sparring hoy en Orcasur.

Al contrario que los toros, cuya vida es bastante digna hasta que llega la muerte, se podría decir que los perros de pelea encuentran el descanso con la visita de la parca.

Los canes son sometidos a un duro y cruel entrenamiento para subir su cotización en el mercado clandestino. Algunos de estos perros de presa se llegan a traspasar por dos millones de pesetas o más.

Crueldad en grado sumo


«Es habitual que se les ate a un coche y se les obligue a correr para fortalecer sus piernas. También se les hace la noria: muerden un neumático o un trozo de carne dura y les hacen girar sobre sí mismo por el aire hasta que sueltan el bocado. Así se les endurecen las mandíbulas», concluye su espeluznante relato el capitán Piriz.



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«Rottweiler», el can de moda


P. G.

MADRID.- El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid aprobó el pasado jueves un decreto por el que ocho razas de perros se clasificaron como de «guarda y defensa» y se obliga a sus propietarios a suscribir, en el plazo de tres meses, un seguro de responsabilidad civil que alcance posibles daños hasta 20 millones de pesetas.

En la Comunidad están registrados 8.876 perros de estas características: pit bull terrier (452), american staffordshire terrier (229), dogo argentino (262), fila brasileño (89), presa canario (907), dóberman (1.870), mastín napolitano (89) y rottweiler (4.978).

Según los datos facilitados por la Consejería de Economía de la Comunidad, la población de rottweiler se ha venido duplicando año tras año desde 1996, cuando había registrados 529. En 1997 se censaron 1.054 y en 1998, 1.056.

Según la Consejería, el pasado año se impusieron 715 sanciones a propietarios de animales domésticos, ninguna de ellas por daños causados por perros a personas.

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posted by Patricia Venti at 9:31 |


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